▪ Dios se interesa
personalmente por usted (1 Pedro 5:7).
▪ El nombre de Dios es
Jehová (Salmo 83:18).
▪ Jehová lo invita a
acercarse a él (Santiago 4:8).
▪ Jehová es un Dios de
amor, bondad y misericordia (Éxodo 34:6; 1 Juan 4:8, 16).
▪ Dios inspiró la Biblia,
y por eso es exacta y confiable (2 Timoteo 3:16).
▪ Los consejos de la
Biblia son prácticos para la vida diaria (Isaías 48:17).
▪ Las promesas de Dios
que se hallan en la Biblia se cumplirán sin falta (Números 23:19).
▪ Dios cumplirá su
propósito de convertir la Tierra en un paraíso (Isaías 45:18; 55:11).
▪ Satanás es quien
gobierna el mundo en la actualidad (Juan 12:31; 1 Juan 5:19).
▪ Cuando llegue el
nuevo mundo, Dios colmará a la humanidad de bendiciones (Salmo 37:10,
11, 29).
▪ Tanto las profecías
bíblicas que se cumplieron en Jesús como el testimonio que Jehová mismo dio
prueban que él es el Mesías, o Cristo (Mateo 16:16).
▪ Jesús vivió en el
cielo como criatura espiritual mucho antes de venir a la Tierra (Juan 3:13).
▪ Jesús fue un maestro,
un hombre tierno y cariñoso, y un ejemplo de obediencia perfecta a Dios (Mateo
9:35, 36).
▪ El rescate es el
medio que Jehová utiliza para liberar del pecado y la muerte a la humanidad
(Efesios 1:7).
▪ Jehová proporcionó el
rescate enviando a la Tierra a su Hijo unigénito para que muriera
por nosotros (1 Juan 4:9, 10).
▪ Gracias al rescate
tenemos el perdón de los pecados, una conciencia limpia y la esperanza de vivir
eternamente (1 Juan 1:8, 9).
▪ Podemos demostrar que
agradecemos el rescate conociendo mejor a Jehová, teniendo fe en el sacrificio
de Jesús y asistiendo a la Cena del Señor (Juan 3:16).
▪ Los muertos
no ven ni oyen ni piensan (Eclesiastés 9:5).
▪ Los muertos están
descansando; no sufren ni sienten dolor (Juan 11:11).
▪ Morimos porque hemos
heredado de Adán el pecado (Romanos 5:12).
▪ Los relatos bíblicos
de resurrecciones nos dan una esperanza segura (Juan 11:39-44).
▪ Jehová tiene el
intenso deseo de resucitar a los muertos (Job 14:13-15).
▪ Dios resucitará a
todos los que están en la sepultura colectiva de toda la humanidad (Juan
5:28, 29).
▪ El Reino de Dios es
un gobierno celestial. El Rey es Jesucristo, y junto con él gobernarán
144.000 personas elegidas de entre la humanidad (Revelación 14:1, 4).
▪ El Reino empezó a
gobernar en 1914, y después de eso Satanás fue expulsado del cielo y
arrojado a la Tierra (Revelación 12:9).
▪ El Reino de Dios
destruirá pronto los gobiernos humanos y convertirá la Tierra en un paraíso
(Revelación 16:14, 16).
▪ Los últimos días
están marcados por guerras, escasez de alimentos, terremotos y enfermedades
(Mateo 24:7; Lucas 21:11).
▪ En los últimos días,
muchas personas se aman a sí mismas y aman el dinero y los placeres, pero
no a Dios (2 Timoteo 3:1-5).
▪ Durante estos últimos
días, las buenas nuevas del Reino se están predicando por toda la Tierra (Mateo
24:14).
▪ Los ángeles fieles
ayudan a los siervos de Jehová (Hebreos 1:7, 14).
▪ Satanás y sus
demonios engañan a la gente y la apartan de Dios (Revelación 12:9).
▪ Si hace la voluntad
de Dios y se opone al Diablo, este huirá de usted (Santiago 4:7, 8).
▪ Dios no es el
causante de las cosas malas que suceden (Job 34:10).
▪ Al afirmar que Jehová
es un mentiroso y que impide que sus súbditos disfruten de cosas buenas,
Satanás puso en duda que Dios tenga derecho a gobernar (Génesis 3:2-5).
▪ Jehová utilizará a su
Hijo, el Gobernante del Reino mesiánico, para eliminar el sufrimiento y para
reparar el daño que ha causado la rebelión (1 Juan 3:8).
▪ Si obedece a Dios,
usted puede ser su amigo (Santiago 2:23).
▪ Satanás ha puesto en
duda la lealtad de todos los seres humanos (Job 1:8, 10, 11; 2:4;
Proverbios 27:11).
▪ Debemos evitar las
conductas que desagradan a Dios (1 Corintios 6:9, 10).
▪ Para complacer a
Jehová tenemos que odiar lo que él odia y amar lo que él ama (Romanos
12:9).
▪ La vida es un regalo
de Dios (Salmo 36:9; Revelación 4:11).
▪ Está mal abortar,
pues la vida de la criatura no nacida tiene mucho valor para Dios (Éxodo
21:22, 23; Salmo 127:3).
▪ Mostramos respeto por
la vida si no la ponemos en peligro y si no comemos sangre
(Deuteronomio 5:17; Hechos 15:28, 29).
▪ El esposo debe amar a
su esposa como a su propio cuerpo (Efesios 5:25-29).
▪ La esposa tiene que
amar a su familia y respetar a su esposo (Tito 2:4, 5).
▪ Los padres deben
amar, enseñar y proteger a sus hijos (Deuteronomio 6:4-9).
▪ Los hijos tienen que
obedecer a sus padres (Efesios 6:1-3).
▪ Hay una sola religión
verdadera (Mateo 7:13, 14).
▪ La religión verdadera
se reconoce por sus enseñanzas y prácticas (Mateo 7:16, 17).
▪ Los testigos de
Jehová practican la religión que Dios aprueba (Isaías 43:10).
▪ En la adoración
verdadera no hay lugar para las imágenes ni para el culto a los
antepasados (Éxodo 20:4, 5; Deuteronomio 18:10-12).
▪ Dios no aprueba
que participemos en fiestas que tengan origen pagano (Efesios 5:10).
▪ Los cristianos
verdaderos deben explicar sus creencias con tacto (Colosenses 4:6).
▪ Si oramos
regularmente a Jehová, nos acercaremos más a él (Santiago 4:8).
▪ Para que Dios nos
escuche, debemos orar con fe, humildad y sinceridad (Marcos 11:24).
▪ Debemos orar
únicamente a Jehová por medio de su Hijo (Mateo 6:9; Juan 14:6).
▪ Jehová, el “Oidor de
la oración”, contesta las oraciones mediante sus ángeles, los seres
humanos que le sirven, su espíritu santo y su Palabra (Salmo 65:2).
▪ El bautismo cristiano
no se realiza rociando a la persona con agua, sino sumergiéndola
completamente en agua (Mateo 3:16).
▪ Para bautizarse,
primero hay que adquirir conocimiento y mostrar fe, y luego arrepentirse,
convertirse y dedicarse a Dios (Juan 17:3; Hechos 3:19; 18:8).
▪ Para dedicarse a
Jehová, uno debe repudiarse a sí mismo, como hicieron los primeros seguidores
de Jesús (Marcos 8:34).
▪ El bautismo simboliza
que la persona “muere”, es decir, que abandona su estilo de vida anterior,
y que a partir de ese momento vive para hacer la voluntad de Dios (1 Pedro
4:2).
▪ El verdadero amor a
Dios se demuestra obedeciendo sus mandamientos y poniendo en práctica sus
principios (1 Juan 5:3).
▪ Para permanecer en el
amor de Dios tenemos que estudiar su Palabra, orarle desde el corazón, enseñar
a los demás quién es él y adorarlo en las reuniones cristianas (Mateo
24:14; 28:19, 20; Juan 17:3; 1 Tesalonicenses 5:17; Hebreos
10:24, 25).
▪ Los que permanezcan
en el amor de Dios disfrutarán de la vida de verdad (1 Timoteo
6:12, 19; Judas 21).
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